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Imágenes, anécdotas y un poco de historia para elegir un pueblo donde ir

martes, 28 de septiembre de 2010

Solís - Azcuénaga

Solís y Azcuénaga son dos pueblos de la provincia de Buenos Aires, separados entre sí por sólo 8 kilómetros de distancia. Es aconsejable transitar por la ruta de tierra que los separa cuando no ha llovido.




Cómo llegar desde la Capital Federal a Solís




Camino Solís-Azcuénaga


Solís


Solís es pequeño y pintoresco; está situado a 102 kilómetros de la Capital Federal. Accedimos a él yendo por Av. del Libertador, La Pampa, Av. Cantilo, Gral. Paz, Ruta Panamericana, Ruta 8 y, después de 1 o 2 cuadras del cruce con la ruta 193, donde hay una estación de servicios, semidestruída y casi inservible, doblando a la derecha por un camino de tierra en buen estado. Más arriba, en el mapa, se puede apreciar el recorrido que acabo de describir. Se tarda en llegar una hora y 45 minutos, aproximadamente.




Estamos en la casa de doña MH, más precisamente en el gallinero. Es interesante esta foto porque en ella se encuentra todo lo que, habitualmente, se encuentra en una casa en el campo: el gallinero que es el lugar donde estamos; la dueña de la casa que se dedica a los quehaceres domésticos; dos perras enormes y bravas, que cuidan a sus amos con la fidelidad incondicional de los perros; a la izquierda de doña MH está la huerta, con árboles frutales; a la derecha de la señora se ve la casa donde vive y trabaja, cuando tiene tiempo, para afuera. Así suelen ser, habitualmente, las casas en las zonas rurales de la provincia de Buenos Aires.

Es muy interesante escuchar con atención los saberes de personas como doña MH. Son saberes que nosotros ignoramos, provienen de transmisiones de boca en boca, de la observación de los acontecimientos y de la adecuada asociación con otros fenómenos concomitantes. Hay otros saberes que ni la señora misma podría asegurar cómo los aprendió. A todos nos sucede.

Sabemos que los gallos cantan cuando aclara. A veces cantan cuando anochece. Ignorábamos que lo hacen a la medianoche cuando, a la mañana del día por venir, habrá niebla o neblina. Nos lo contó doña MH.

Nos llamó la atención que nos dijera que para ir a ascuéniga, en vez de Azcuénaga, teníamos que ir por ese u otro lugar. En otro momento dijo que una gallina estaba culeca, en lugar de clueca. Son formas locales de referirse a los mismos significantes. Utilizando esas palabras se reconocen entre sí los habitantes de un pueblo. De esa manera nacieron los dialectos en los países europeos. Quizá los ejemplos más fáciles de comprender son los de Italia y Alemania, donde puede llegar a ser imposible entender el italiano o el alemán que hablan los habitantes de diferentes pueblos. Así es, impacta darse cuenta de que nuestro campo es un ejemplo que nos permite vivenciar las diferencias entre los pueblos de la que nos habla la antropología cultural.

Cada pueblo tiene su identidad que lo hace reconocible y que les permite a sus habitantes saber quién no pertenece al lugar. Es una buena forma de defensa ante la presencia de forasteros potencialmente dañinos. En general, en todos lados, de los forasteros se desconfía, hasta que demuestren que se puede confiar en ellos. Hay pruebas que, pasadas las cuales, uno se hace acreedor de la confianza de ellos, que no la regalan porque, justamente, la confianza es algo que no se negocia, se da por mérito y se quita por desmérito.

A la hermosa experiencia de viajar, ver paisajes, regresar con el ánimo renovado como consecuencia de esas hermosas vivencias, se agrega la constatación de que los habitantes de nuestros campos nos enseñan qué es la cultura, qué es la antropología cultural aplicada y es así como regresamos con todo lo mencionado más la riqueza de nuevos conocimientos adquiridos. Conocimientos que nos son ofrecidos en bandeja por nuestros generosos hombres y mujeres de campo.

Doña MH vio algo en mi brazo que le llamó la atención. Me preguntó algo que no estaba ni siquiera contemplado por mis cabildeos al respecto. Después de ello me quedé pensando si no tendría razón. Así nos enseñan, así aprendemos, asociando con representaciones mentales con las que nunca nos hubiéramos puesto en contacto si no fuera por la ayuda que nos proporcionaron esas gentes con culturas diferentes a la nuestra.

La misma señora MH, dotada naturalmente de una capacidad de observación notable, nos dio un claro ejemplo de cómo funciona, protegiéndolos, el código de señales culturales lingüísticas y comportamentales. Apenas entramos, nos dijo: "Ninguno de ustedes se puso una bombacha de gaucho en su vida". Era cierto. Luego expresó la cantidad de señales lingüísticas que nosotros emitimos sin darnos cuenta, que le permiten a ella asegurar que no somos del lugar. Quedamos sorprendidos al tomar consciencia de que sólo con una pregunta breve, desnudábamos nuestra condición de extraños frente a ella. Sólo preguntando: "¿Dónde queda Azcuénaga?" ella se da cuenta de que no somos del lugar. Para ella Azcuénaga es ascuéniga y, probablemente, tampoco usan la forma "dónde queda" para obtener la respuesta. Otro ejemplo de la capacidad de observación de doña MH: "Aquel debe estar con frío, por eso se puso al sol", era absolutamente cierto. Recién llegábamos; uno de nosotros dijo que el viento le producía frío y que se iba al lugar soleado para calentarse un poco. La intuición inmediata y veraz de las cosas es patrimonio de nuestra gente de campo que suele pasar muchas horas hablando consigo misma. Alguien escribió: "Quien habla solo espera hablar con Dios un día". Creo que la gente de campo, por fuerza, está acostumbrada a dialogar consigo misma.

Me llamó mucho la atención que doña MH se refiriera al silencio del campo como el auténtico silencio. Para mí, su casa, era tan silenciosa como un templo, sin embargo ella aclaró que ahí se oían ruidos de camiones que pasaban cargados por la ruta, de lo cual ni me había percatado. Después aclaró que desde los once meses de vida hasta los treinta años de edad, ella había vivido en el medio del campo, campo. Ahí me di cuenta de lo que quería decir con el auténtico silencio.

Confirmamos nuestra sospecha de que los habitantes de un pueblo, se resisten a aceptar los cambios que provienen de otro ámbito cultural, con lo cual no estoy diciendo nada novedoso. ¿Acaso no se resistieron, hasta donde pudieron, Francia, España e Inglaterra a la dominación romana? Como consecuencia de esa resistencia nosotros hablamos en español. Claro, un español diferente al de España por la resistencia que opusieron los habitantes de nuestra América precolombina al dominio español. Es que cuando dos culturas se ponen en contacto, el intercambio es inevitable, por más que se trate de esquivarlo. Así, nosotros vimos que en la casa de doña MH había una aceptación de algunos avances tecnológicos, pero no de todos. Se trata de un intento de preservación de los propios valores culturales, a los que se ha llegado a lo largo de toda una vida.

Vimos que se había aceptado a la electricidad domiciliaria, a las máquinas de coser con motor eléctrico, al teléfono, pero no vimos teléfonos inalámbricos ni máquinas de coser sofisticadas. La asimilación de la cultura de afuera lleva siglos, a veces, incluso muchas veces quedan vestigios de la cultura anterior que, celosamente, son guardados como secretos que se transmiten solamente a los elegidos. Recuerdo los medicamentos que utilizaban los incas, obtenidos de plantas, que hoy son buscadas afanosamente por investigadores de diversas disciplinas científicas como botánicos, médicos, bioquímicos, farmacólogos, antropólogos y un guía, originario del lugar, sin el cual no podrían encontrar absolutamente nada. En la actualidad utilizamos un edulcorante encontrado en la selva del Amazonas, por casualidad, ya que uno de los expedicionarios recibió en su boca una gota que cayó desde un árbol, con un intenso sabor dulce. Estoy refiriéndome al Sucaryl con sucralosa.

Si supieran todo lo que nos enseñan, los campesinos nos cobrarían por hablar con ellos. Parece un chiste, pero ¿un habitante de la ciudad no se tentaría de sacar un beneficio económico de todos esos valiosos conocimientos originados hace cientos de años? Los porteños desarrollaron la viveza criolla, famosa y repudiable, mediante la cual tratan de sacar ventajas deslealmente de la necesidad e inocencia de quienes vienen del interior a buscar trabajo en Buenos Aires. Cuando mi padre vino desde una lejana ciudad del interior en busca de trabajo, un porteño malintencionado y de baja estofa, intentó venderle un buzón, cuando recién había bajado del tren, en la estación Constitución. Para quienes no saben a qué me refiero, aclaro que un buzón era un cilindro hueco, de 1 metro y medio de altura, ubicado habitualmente en las esquinas, donde gratuitamente se depositaban las piezas postales franqueadas, que en algún momento eran retiradas por el cartero, quien las transportaba hasta la Oficina de Correos más cercana. El que quiso estafar a mi padre le dijo que ese buzón era de él y que se lo vendía por no sé cuántos pesos, y que a partir del momento en que se efectivizara el pago, mi padre podría cobrar por cada carta que se depositara en él. Este es un ejemplo de la repugnante viveza criolla de los porteños, que no es viveza sino estafa y tampoco es criolla sino porteña.




En el gallinero de doña MH


Solís pertenece al municipio de San Andrés de Giles, pueblo que se encuentra a unos 12 kilómetros. Tiene unos 800 habitantes. Comenzó siendo una estación del ferrocarril Central Argentino, del ramal Victoria-Pergamino, llamada Solís e inaugurada el 16 de julio de 1894. Las tierras sobre las que se construyó la estación eran del general Julio Argentino Roca. Poco después se estableció en el lugar un infaltable Almacén de Ramos Generales, propiedad de un aragonés llamado Francisco Gurría. Este señor se entrevistó con el general Roca para que le vendiera tierras en el lugar. Durante esa entrevista surgió, en Roca, la idea de donar las tierras para que se fundara un pueblo en torno de la estación del ferrocarril.

Roca donó las tierras y los ladrillos necesarios para que se construyera y fundara la Escuela Nº 8, en 1906. Poco a poco se fueron vendiendo terrenos y así nació el pueblo.

En el lugar está el Club Social y Deportivo Solís, fundado en 1921, cuyo primer presidente fue el Jefe de la Estación, don José Brignolo. Después de él, otros fueron presidiendo la institución, que se destacó en la práctica del fútbol.

En Solís también hay un Jardín de Infantes, el Nº 904.

Había una sola estación de servicios que, actualmente, está casi destruida e inservible.




Capilla Nuestra Señora de Lourdes. Solís



Azcuénaga


Fundado el 1 de julio de 1880, fecha en la que se inauguró la estación del Ferrocarril del Oeste, más tarde Ferrocarril General Bartolomé Mitre. Ese día llegó, para la inauguración, el primer convoy, tirado por una máquina a vapor, que había salido desde la Estación del Parque ubicada donde actualmente está el Teatro Colón. Este ramal ferroviario unía Luján con Pergamino.

Tiene, aproximadamente, 400 habitantes.

A 8 kilómetros de este pueblo se encuentra la Hacienda Posta de Figueroa, donde se reunieron personajes de nuestra historia como Juan Manuel de Rosas, Facundo Quiroga, Estanislao López, Juan Lavalle, José María Paz.




Primer mural latinoamericano




Viejo cartel indicador de la estación Azcuénaga del ferrocarril




Fotografía panorámica de la estación Azcuénaga en la que se observan: el tanque de agua que se utilizaba para llenar los depósitos de las viejas locomotoras a vapor; un pequeño galpón; las palancas para que, mediante maniobras, las locomotoras pudieran realizar el cambio de vías necesario; el edificio de la estación y los lejanos restos del antiguo andén, actualmente obsoleto.




Fachada del edificio principal de la estación. El edificio original de la estación era una sencilla casa de madera, reemplazada luego por el que se ve en la foto, de dos pisos, con techo de estructura piramidal, cubierto con tejas francesas. El segundo piso le servía de vivienda al Jefe de Estación, que solía ser una persona respetada del pueblo.
Poco después de la inauguración, la estación fue centro de acciones militares, específicamente, la Revolución de 1880 también llamada Revolución de Tejedor.




Palancas para mover las vías y poder realizar los cambios necesarios.




Uno de mis hijos moviendo las oxidadas palancas para realizar cambio de vías.




Con este molino, hoy totalmente inútil, se extraía agua del subsuelo para llenar, mediante un caño casi paralelo al piso, que se ve en la foto, el tanque de agua al que antes nos referimos. De ese tanque, pasaba a los depósitos de las locomotoras a vapor.




Depósito de agua de la estación, visto desde abajo.




Otra perspectiva del depósito de agua.




Depósito de agua en el que se puede ver el conducto mediante el cual se trasvasaba el agua desde el tanque de la estación hacia los depósitos de las locomotoras.




Otra perspectiva diferente del depósito de agua. Debo reconocer que saqué muchas fotografías de este tanque porque, desde pequeño, me preguntaba dónde cargaban agua las locomotoras. El haber encontrado no sólo la respuesta sino los tanques mismos, me entusiasmó tanto que no pude evitar la repetición de las fotografías, como si con ello hubiese querido atesorar el descubrimiento y la imagen. Piense el lector que la pregunta tenía 50 años sin respuesta. Cuando era muy pequeño, le preguntaba a mi padre: "¿Dónde toman agua las máquinas?" Lamentablemente, él murió sin poder mostrarme dónde tomaban agua las locomotoras.




Aquí se ve el molino detrás del depósito de agua de la estación.




Los galpones de la estación Azcuénaga.




Uno de los tantos ejemplares de chimangos que hay en nuestra pampa.




Esta calle y los viejos edificios están frente a la estación Azcuénaga.




La esquina de la casa rosada. Estas antiguas casas tienen sus encantos, ocultos en la historia que presenciaron sus paredes, testigos mudos del pasado, que sólo podríamos descubrir, apenas, si fuéramos excesivamente estudiosos, sagaces y contáramos con una gran dosis de suerte.




La esquina de la casa amarilla. Otro testigo que sólo por signos y señales nos podría enseñar una pequeña parte de aquello de lo que fue sigiloso y prudente espectador




Restaurante de campo típico, en el que nos proveímos de exquisita miel casera.




Plaza y Capilla Nuestra Señora del Rosario, Azcuénaga.




Plaqueta que se encuentra dentro de la Capilla y en la que se puede leer el año en el que fue fundada y otros detalles de interés.




En el exterior de la capilla, se encuentra esta plaqueta, en la que se deja constancia de que por ese lugar pasó el Cura Brochero, en su camino hacia la provincia de Córdoba.





Dos de mis hijos, a los que les agradezco que me permitan sentir la reciprocidad de un cariño entrañable, su grata y educativa compañía, y su paciencia infinita.

23 comentarios:

  1. Uno de los tanto pueblos ya desaparecidos, el de mi infancia: Calera Avellaneda (Villa Carlos Von Bernard). http://villavonbernard.bligoo.com.ar (también "Yo viví en Calera Avellaneda (Villa Von Bernard", en Facebook.

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  2. Uno de los tantos pueblos ya desaparecidos, el de mi infancia: Calera Avellaneda (Villa Carlos Von Bernard), en Olavarría. http://villavonbernard.bligoo.com.ar
    También en Facebook: "Yo viví en Calera Avellaneda (Villa Von Bernard)

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    1. Sr. Sampietro: Muchas gracias por su aporte al blog.
      Saludos cordiales

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  3. buenas noches, las vías esas son las que van a lujan, están con actividad actualmente??
    gracias

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  4. ¡Buenas noches!
    Gracias por haber visitado nuestro blog y enviado su pregunta.
    Cuando estuvimos en el lugar no vimos formación alguna y el estado de deterioro de las vías, de la antigua estación, los sistemas de señales, me hacen suponer que ya no hay actividad alguna del sistema ferroviario.
    Si usted quiere estar seguro, le sugiero que averigüe en una institución relacionada con la actividad ferroviaria y pregunte.
    Saludos cordiales,
    E. G. Vitali

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  5. La estación Azcuénaga fue clausurada en 1980, justo cuando cumplía 100 años. Ironías del destino.
    El ramal se encuentra concesionado a NCA y no circulan trenes
    En otros tiempos fue epicentro de un numeroso movimiento de pasajeros y de cargas.
    El galpón de cereales cayó derrumbado en diciembre pasado por los efectos de un tornado.
    Azcuénaga fue la primera estación del partido de San Andrés de Giles
    Héctor Terrén
    Investigador histórico

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    1. Muchas gracias por tu aporte, Héctor Terrén. Nos gustaría mucho que todos colaboraran como vos lo hiciste.
      Saludos cordiales,
      E. G. Vitali

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    2. Gracias por tu respuesta
      Muy interesante tus impresiones sobre el tanque del ferrocarril en Azcuénaga. Era todo un espectáculo ver cuando éramos niños como desde ese tanque se cargaban las máquinas de vapor.
      te paso una nota que tengo escrita sobre ese mismo tanque HISTORIA DE UN VIEJO TANQUE FERROVIARIO


      Muchas veces se nos ha preguntado, al recorrer con visitantes los alrededores de la estación ferroviaria de nuestro pueblo,
      cuales han sido las funciones prácticas del ennegrecido tanque que se encuentra en uno de los laterales del predio, junto al desvencijado molino de viento y frente al antiguo galpón de cereales.

      El tanque elevado prestó su utilidad en la estación desde las postrimerías del siglo XIX sirviendo para la provisión y recarga de agua en las viejas máquinas de vapor que transitaban por nuestro ramal, debido al gran consumo que tenían y la poca capacidad de transporte que poseían esas máquinas.

      En un principio este tipo de tanques eran alimentados por malacates, con tracción a sangre, hasta que fueron apareciendo los molinos que simplificaron la engorrosa tarea.
      El malacate era un mecanismo que se hacía girar tirado por caballos o mulas y que servía extraer el agua de las profundidades del suelo.

      El depósito de agua verdaderamente dicho se encuentra en la parte superior a la que se accede por una escalerilla, y está sostenido por columnas construídas con placas modulares de hierro vinculadas por medio de bulones. Parte de las vigas están realizadas con antiguos rieles de hierro.

      Se dice que los distintos componentes que daban forma a estos tanques eran preparados en los talleres ferroviarios, muchas veces con material de rezago, y se traían al lugar donde se los armaba sobre el terreno.

      En el frente del tanque que da a las vías se observa un grueso caño movible, el cual servía para la carga de agua en las máquinas de vapor. Viejos pobladores solían recordar el maravilloso espectáculo que resultaba observar esas labores que cumplían los empleados del ferrocarril.

      El tanque de agua, junto a las herrumbradas señales y al edificio de la farolería con techo de tejas francesas han quedado dentro del conjunto arquitectónico que constituyen la estación y el galpón como parte del patrimonio histórico-evocativo de Azcuénaga, que muestra parte de la febril actividad que tenía nuestra estación en otros tiempos, que hoy es imposible de explicar a las nuevas generaciones a la luz de la total inactividad actual del sector.

      Héctor Raúl Terrén

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    3. ¡Impecable tu escrito, Héctor Terrén! Muchas gracias por tu generosa colaboración.
      Saludos cordiales,
      E. G. Vitali

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  6. HOla: muchas gracias por la información que hay en este blog, que me será muy útil ya que ne los próximos días pasaré mis vacaciones en estos pueblos.
    A la vuelta, si tengo más información, me comprometo a enviarla. Si no la tuviera, al menos les enviaré fotos.

    Saludos.
    Jorge

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  7. EDUARDO de Ballester13 de diciembre de 2015, 10:10

    muy lindos los paseos asi de tan bien explicados sigan asi pero me parece que no están actualizando las respuestas suerte EDUARDO DE ballester

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  8. Muchas gracias por tu comentario, Eduardo.
    Es cierto que hemos actualizado muy poco el blog. Lo lamento mucho pero no nos es posible hacer algo diferente. Nuestras ocupaciones nos exigen un sosiego obligado respecto del blog.
    Saludos cordiales,
    Ernesto

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  9. Muchas gracias por tu comentario, Eduardo.
    Es cierto que hemos actualizado muy poco el blog. Lo lamento mucho pero no nos es posible hacer algo diferente. Nuestras ocupaciones nos exigen un sosiego obligado respecto del blog.
    Saludos cordiales,
    Ernesto

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  10. vivi varios años en Pilar y tuve el honor de conocer el hermoso pueblo de SOLIS y San Andres De Giles
    Debo reconocer que ambos pueblos tienen una magia y encanto que son UNICOS

    Por motivos laborales me volvi a mis pagos pero algun dia voy a volver a recorrer esas calles e introducirme en su encanto y magia

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    1. Hola!
      Gracias por habernos escrito.
      Es verdad, pueblos como Solís, San Andrés de Giles, Azcuénaga, son únicos y tienen un encanto mágico que los hace inolvidables. Poseemos una riqueza antropológico cultural enorme, en cada pueblo bonaerense. Sucede con otros pueblos argentinos, pero ese sería un tema a desarrollar en otro blog.
      Ojalá que pueda volver a recorrer las añoradas calles...
      Saludos cordiales,
      E. G. Vitali

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  11. Triste como todos los pueblos que alguna vez tuvieron tren y han quedado prácticamente olvidados,que desidia tenemos los argentinos.

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    1. Gracias por enviar su comentario. Ojalá que volvamos a tener una red ferroviaria como la que tuvimos, por lo menos. Sería ideal que mejorara y fuera ampliada.

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  12. Hola gente....interesante pueblo...soy de chaco....Me gustaría saber si alguien vende algún terreno....Como para en unos años migrar hacia ese pueblo....Ya que paso X la ruta siempre con el camión...saludos cordiales...espero alguien me pueda asesorar graciass

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    1. Hola!
      Ojalá que pueda cumplir su sueño.
      No tengo ninguna información sobre asuntos inmobiliarios de los pueblos visitados.
      Gracias por su comentario y que tenga mucha suerte.
      Saludos cordiales!

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  13. Hola alguien de azcuenaga que allá encontrado las llaves de un Renault pasamos por el almacén camino a solis de giles dejo mi num 1135237017 desde ya muchas gracias

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    1. Buenas tardes, Leandro.
      Ya que lo solicita, publico su solicitid. Creo que corre el riesgo de que lo llamen por teléfono para molestarlo pero usted debe de haber evaluado esa posibilidad.
      Le deseo suerte y que recupere las llaves de su Renault.
      Saludos atentos,
      Ernesto Guillermo Vitali

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  14. Buenos días , ayer fuimos a Villa Ruiz pero no pudimos llegar a Azcuenaga. Hay algún lugar para comer allí y pasar un rato con familia y con hijos? Gracias!
    Soy Carolina

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    1. ¡Hola Carolina! Muchas gracias por haber visitado el blog y dejar tu inquietud. Recuerdo que había un lugar donde se podían comer algunos tentempiés. Para beber, había lo clásico: gaseosas, cerveza, vino, soda. Pasaron muchos años y no sé qué habrá sido de aquel sencillo y pequeño barcito. No recuerdo haber visto restaurantes y lugares para ir con chicos pero todo ha cambiado mucho. Vayan, visiten el lugar y lleven en el auto sándwiches y bebidas, por las dudas. Lamento mucho no poder decirte más que esto pero debo ajustarme a mi realidad conocida. ¡Buena suerte, buen paseo y muchas gracias!

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